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[diaz] Primeros reconocimientos de funcionarios de la policía: "Se daban la vuelta"

Génova, 17 de noviembre de 2005

Hoy ha tenido lugar en el aula de alta seguridad del tribunal de Génova la décima audiencia del proceso por la irrupción en la escuela Diaz.

Dos son los testimonios de esta larga jornada (la audiencia termina a la 17:30). El primer testigo es D.A., un chico alemán golpeado hasta dejarlo ensagrentado en el primer piso de la escuela Pertini. Cuando D.A. observa desde la ventana la llegada la policía y comienza a oir gritos, decide junto a otros quedarse parado y con las manos alzadas. La policía llega a paso veloz "gritando y gesticulando nos hicieron comprender que teníamos que sentarnos. Después se quedaron en frente de cada uno de nostros y nos empezaron a pegar con sus porras, sobretodo en la cabeza. Parecían pegarnos a propósito en la cabeza, con toda su fuerza". Los policías pegan sistematicamente. Todas las personas presentes en aquel corredor son heridas gravemente y permanecen ensangrentadas en el suelo. En este momento D. recuerda dos funcionarios vestidos de civil, uno de los cuales lleva una barba y un casco. No se efectua ningún reconocimiento en el aula, pero con casco y barba en la escuela Diaz, tan sólo había una persona: Francesco Gratteri, que entonces dirigía la Sco (servicio central operativo de la policía) .

D. también ve el episodio que ha servido como justificación de la irrupción en la escuela: la misteriosa agresión a la patrulla que comandaba Di Bernardini. D. es muy preciso y está seguro: " Había mucho gente en el patio y en la calle. La llegada de la patrulla parecía una provocación. Había gente que gritaba "assassini", pero nadie lanzó nada y los coches se alejaron sin parar".

D. ingresa en el hospital donde un día después es diagnosticado un hematoma cerebral y operado de urgencias. Cuando se despierta descubre que está continuamente vigilado por la policía, nadie le explica que está arrestado. La tragedia se convierte en farsa cuando una mañana le llevan en camilla para hacerle un escán y un policía tiene la maravillosa idea de esposarle a la cama. Desgraciadamente nadie consigue abrirle las esposas, y las tendrá que abrir un herrero con sus tenazas seis horas más tarde.

La segunda testigo es V.B. también ella parte ofendida que se encontraba en el gimnasio. Tiene mas suerte que D. porque "tenía otras personas delante que me hacían de escudo humano", V.B. cuenta con precisión toda la fase de agresión en el gimnasio, así como la presencia de funcionarios vestidos de civil, mientras que algunos agentes de la policía dan patadas y porrazos a los jovenes que descienden de los pisos superiores: "recuerdo que mientras continuaban a pegar a gente los funcionarios se daban la vuelta. Tenía la impresión de que estuviera haciendo la vista gorda, como si se tratara de una trastada infantil".

A uno de los funcionarios, V.B. lo ve muy bien y se acuerda de él porque lo ve algunos días más tarde en la televisión de la carcel donde está detenida. El funcionario de policia está siendo entrevistado en las noticias. Cuando a V.B. le muestran un video donde aparece un grupo de funcionarios en la puerta de entrada de la escuela Pertini no tiene ninguna duda: "Es él. También le he visto el año pasado en la primera audiencia preliminar de este proceso. Mi abogado me ha dicho que se llama Giovanni Luperi".